jueves, 8 de marzo de 2012

Pseudoanálisis Boca-Fluminense

Nos encontramos en un miércoles anochecido en la Bombonera, donde se enfrentan nada menos que dos potencias de Libertadores como lo son el históricamente copero Boca Juniors y un equipo de la talla de Fluminense que nunca se achicó en los encuentros previamente disputados en los últimos años ante dicho rival.

Sin perder más el tiempo contextualizando antecedentes, vamos a lo que fue el partido. Voy a escribir como lo viví: como un hincha, y no como un pseudo-periodista deportivo aficionado, porque es lo que se adecua más a este momento para mí, y por tanto, sería más preciso y acertado a lo que fue el partido en realidad o como lo vivieron millones de personas.

Finalizado el partido, no se puede añadir más que, en una balanza total que sumara todos los aspectos que debe sumar un equipo para ganar justamente, no hay un claro equipo de ambos que prevalezca claramente. El marcador se decantó a favor de la escuadra brasileña, pero Boca, tanto para rescatar puntos en un partido clave en esta Libertadores luego de un tropezado debut como para salvar un invicto de 36 partidos que tenía cara de extenderse más, propició desde el principio ataques organizados, no siempre rápidos, pero con una letalidad variable que se extendía desde ataques magros y desacelerados a jugadas muy bien armadas con núcleo en Riquelme que siempre terminaran muy cerca del gol, y en las cuales Cavalieri sería una pieza importantísima del visitante para salvar el grito, sobre todo en los primeros 45 minutos, que finalizarían con un marcador 1-0 a favor de Flú, tras un tanto del artillero Fred, en la única llegada clara de los brasileños en la primera mitad. Insisto, Cavalieri fue una pieza muy importante de la escuadra visitante en el primer tiempo, durante el cual Boca fue más y arriesgó más, sobre todo por la izquierda a través de jugadores como Clemente o Román, pero que siempre al final habría un traspié que impidiera el grito, tanto malos entendidos entre Mouche o Silva o intervenciones potentes de Digao o Cavalieri.

En fin, de ahí nos transcurrimos a la segunda mitad. En los primeros compases, sigue siendo el equipo de la ribera el de la posesión, y Riquelme abre las puertas al 1-1: a los 46, Román saca un tiro libre magistral al primer palo de Cavalieri, y la pelota se estrella en el palo y posteriormente en el arquero brasileño, pero el que acude enseguida al rebote y por consiguiente al gol, es Leandro Somoza, un 5 muy potente, caudillo, que pone un merecido empate, y además marca su primer gol con la camiseta xeneize.

Cuando el partido parecía decantarse para el lado de los locales, llega desde un saque de meta de Cavalieri, una pelota para Wellington, que desborda a Caruzzo desde la izquierda y pone el centro para la entrada dinámica de Deco, figura del partido finalmente, para poner el hasta ese momento inmerecido 2-1 a favor del visitante, y un baldazo de agua fría, ante un Orión que hizo lo que pudo. Estamos hablando del minuto 54 de juego. Quedaba más de media hora de juego, pero el cronómetro se iba ajustando a medida que el partido se iba emparejando y las esperanzas de los gauchos de Falcioni iban desapareciendo.

No voy a entrar mucho más en detalle de lo restante del partido, sino nomás añadir que el Fluminense no se afianzó tanto en su juego duro y defensivo del primer tiempo para defender su victoria, y optó más, aunque defensivo, salir a jugar y liquidarlo, emparejando el encuentro a nivel jugado, pese a que Boca no se dejara amedrentar y buscara el empate a través de sus mismos hombres, al menos hasta la entrada de Chávez y Gaona Lugo. Boca lo pudo empatar en varias oportunidades, y también al final, donde hubo varios corners seguidos, y tuvo varias chances el uruguayo Silva. El pelado todavía no afianzó su capacidad goleadora en el equipo, habiendo jugado solamente tres partidos.

Con resultado final de 1-2, el Boca de Falcioni cae ante el Fluminense en la Bombonera en un partido muy disputado y entretenido, no justo, cayendo luego de 36 partidos al hilo invicto. Lo destacable del equipo brasileño fue su capacidad de jugarle de igual a igual sobre todo en el segundo tiempo a un equipo muy difícil como Boca, cuya defensa es férrea, y que acostumbra liquidar los encuentros al marcar el primer gol.

Finalmente, aunque nadie lo haya mencionado aún, concluyo con que la ausencia de un hombre como Schiavi, fue notoria en este partido, no en calidad de juego, pero sí en lo que representa el contexto, olvidable para todos los hinchas xeneizes.

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